Revista Tlön - Registro ISSN: 0124-1516
  ¿Qué significa ser ético? Ser o Estar no es lo mismo
 

¿QUÉ SIGNIFICA SER ÉTICO?

Ser o Estar no es lo mismo*

 

 

 

 

Por:

Yuber H. Rojas A.**

 

 

 

Resumen

Pensar es una tarea difícil en nuestra época. Preguntarse por el ser ético conlleva inevitablemente a cuestionar los valores morales. Debatir  ese statu quo, es abrir la posibilidad de crear un ser ético humano y deslegitimar el ser ético existente.

 

Palabras Claves

 Ser Ético, Ambición, Libertad, Statu quo, Pensar, Valores Morales.

 

 

 

Abstract

 To think is a difficult task now days. Asking yourself about the ethical being inevitably implies questioning about the moral values. To debate that, is to open up to the possibility of creating a ethical human being and to deny the ethical being that exist now. 

 

Keywords

Ethical Being, Ambition, Freedom, Statu quo, To think, Moral Values.

El hombre está corrompido desde la cabeza

 hasta  el  cóccix. Hay  que  desmentalizar

 la carne, adonizar el espíritu. Nuestra

 literatura será el purgante para que

el hombre, en vez de caca,

 defeque sus razones.

Gonzalo Arango

 

 

Podría resultar  gracioso intentar diferenciar entre dos verbos, hoy en día convertidos en un solo cuerpo. Sin embargo, por su importancia a nivel de nuestra vida diaria,  es vital intentar diferenciar los verbos Ser y Estar para  dar con el espíritu perdido de la época. Recordar que las cosas aparentemente complejas  hacen resbalar lágrimas, es comprender que estamos vivos, que somos cuerpo y espíritu. Somos exquisitamente complejos pero simples en el fondo. Eso es lo que  se ha confundido y olvidado en una época  donde el Tener habla por el Ser y por el Estar.

 

Esa  diferencia que vamos a  intentar realizar sobre el SER y el ESTAR puede tornarse  a  primera vista un poco desconectada de la pregunta sobre EL SER ÉTICO: corregir esa miopía intelectual  por medio del rompimiento de la mentalidad “tradicional”  de la visión del mundo en interacción con las relaciones sociales, es el objetivo de las paginas siguientes. 

 

I

 

Tener un cerebro no nos hace humanos, hay que Pensar[1] en eso…

 

Dentro de la filosofía han existido grandes interrogantes, mucho de ellos refiriéndose al Ser. Grandes mentes han cuestionado  al espíritu humano con respuestas  de Tratado y, sin embargo,  la pregunta por el Ser continúa: es una tarea sin fin. De hecho, por su propia naturaleza, la pregunta por el Ser va a variar siempre de respuesta debido al contexto en el cual se realiza; hombres y mujeres tienen una visión del mundo diferente debido al tiempo y lugar  en el cual vivieron o viven.

 

No obstante, esto no equivale a resignarse ni mucho menos a menospreciar el conocimiento que  la mentalidad de una época haya tenido sobre el Ser.  Esto no es solo arrogante sino, también, ingenuo si se tiene claro que todos tenemos algo en común siempre, sea cual sea el tiempo y/o el lugar (espacio)[2]. Lo común,  a nivel espiritual, ha sido precisamente lo que estamos intentado hacer en este momento: Pensar. Porque si algo ha quedado claro en  nuestra época, es que el esfuerzo por Pensar es cada vez más difícil de realizar y, por ende, es cada vez mayor.

 

Por tal razón, intentar Pensar  sobre el Ser y Estar es una necesidad apremiante de una época en  decadencia. Sobre todo, cuando hablar de la una es hablar de la otra y viceversa. Pero más preocupante es mirar  que una palabra como el  Tener habla por ambas. Eso es más confuso.

 

Pero hagamos un alto, y veremos que no hay  por qué confundirse.

 

El  Ser es espiritual y material, mientras que el  Estar  hace referencia al tiempo y espacio del Ser. Por su parte, el Tener no resume,  por ejemplo, el Estar ahora leyendo estos renglones; el Tener es más una apropiación de algo; es una “herramienta” del Ser o un mero “vestuario” del mismo.  El Tener algo no  dice que seamos tal cosa y que estemos haciendo tal otra. Por ejemplo: el hecho que Tengamos un cerebro, no necesariamente nos define como humanos ni nos ubica en un espacio y tiempo determinado. Luego,  Tener algo no significa que Sea tal cosa o Esté en tal época.  Esa es, básicamente, el intento de diferenciar entre el Ser y Estar y su relación con el Tener.

 

Pero, ¿qué relación tiene esto con el Ser Ético?

 

II

 

Somos exquisitamente complejos pero simples en el fondo.

 

Como ya lo mencioné, una pregunta varía de respuesta debido al contexto en la cual se hizo. Por eso, más que indagar sobre la concepción  de Ética en épocas pasadas e intentar  “trasplantar”  a nuestro tiempo y espacio un modelo a seguir, lo que se trata es abrir la posibilidad de construir una  Ética desde, con y para nosotros. En otras palabras, El ser ético varía  de acuerdo al contexto: la interacción entre la visión del mundo y las relaciones sociales en un  tiempo y espacio determinado, lo define.

 

No se trata entonces de instaurar una Ética como la de los griegos, ni la de los romanos, etc. Cada época tiene sus propias dinámicas y, como tal, el resultado de lo que hoy en día  podemos leer en libros, es apenas una pequeña parte de lo que fue una sociedad. No obstante, la experiencia de sociedades anteriores es muy importante. Pero no por tal importancia tenemos que considerar sus leyes, normas  y dioses como un aporte siempre “positivo” a la nuestra. En estos aspectos, la democracia moderna (la democracia representativa) que regula la supuesta república (Estado-nación), es una burda copia de las dos sociedades  susodichas, la griega y la romana. Y ya podemos de  antemano decir, que han sido un fracaso para la historia humana. Dos guerras mundiales y el exterminio del medio ambiente dejan ver el fracaso de la dinámica del pensamiento occidental moderno.

 

Pero regresemos a la cuestión de la ética. Lo que podemos hacer, para comenzar a entrar  en materia del significado de ser ético, es precisamente aproximándonos a la definición de ética.

 

Aunque no buscamos una definición certera, sí es necesaria una aproximación. De hecho, hoy por hoy, se puede definir  la Ética  como un conjunto de normas morales encaminadas a mantener el orden de  cosas; ética profesional, ética personal, beben de lo mismo: la moral es el elixir. Pero pensemos un poco sobre esta definición aproximada. Reflexionemos: la cuestión de fondo es preguntarse por el sentido  de esa moral ¿Vale la pena conservar una moral que pregona el bien cuando en la vida cotidiana se hace lo contrario?   El atrevimiento o cualquier acto que  intente desafiar el statu quo, se considera una amenaza para la moral.

 

Los Valores de nuestra época se cimientan en una arena de contradicciones. De hecho,  un valor hoy en día aceptado en sociedad es la Ambición. Dicho valor  social es tan aceptado como la ética. Sin embargo, se promulga  el Ser Ético pero, simultáneamente, se legitima la Ambición como algo necesario. Aquello es tan paradójico como colocar en la misma jaula a una oveja y a un lobo feroz; es absurdo suponer que el lobo no devore a la oveja. Algo similar pasa con la Ambición y la Ética; es curioso darse cuenta que todo el mundo habla de Ética, pero se termina siendo todo, menos ético. La ambición termina consumiendo al ser ético de la época; termina devorando cualquier acto ético o simplemente lo deja a merced de la diversión de la ambición -o del lobo hambriento-.

 

Lo que desencadena la ambición  es una falsedad espiritual frente a las normas morales. Es algo así como una hipocresía generalizada. El juego en  el cual se cae es de meras apariencias; el de aparentar que se está siguiendo, cumpliendo y aceptando el conjunto de normas morales, de la misma manera como se  sigue, cumple y  se acepta la ambición.

 

La convivencia de estos dos valores socialmente aceptados -ser ético y ambición- se derrumba a diario así como por ejemplo, en el mundo empresarial se derrumban los ingresos del propietario o, en el mundo de los trabajadores, se derrumba el sueño y la esperanza. Tomemos un caso real de la época: La ética profesional es difundida  por las empresas y cualquier institución que entra en el juego mercantil. Los individuos que hacen parte  de tales instituciones mercantiles,  creen en los valores  instaurados.  Podría pensarse que todo es perfecto. Pero lo cierto es que, cuando  se tiene en cuenta la ambición (por el dinero, por ejemplo), las  cosas cambian sustancialmente; deja de existir -sinceramente-  la ética profesional y lo que entra a jugar es la ambición como valor dominante. Por eso, no es sorprendente que algunos de los  grandes magnates[3] del planeta resulten siendo los mayores cleptómanos, o los individuos más cínicos cuando se vanaglorian de ser, ellos mismos, poseedores  de  ética profesional.  Esa es la dinámica de la sociedad actual, por desgracia.

 

La ética personal por su parte, no está lejos de esto. 

 

III

 

Entre el pensar, decir y hacer no puede haber contradicción.

 

Sería un poco ingenuo proponer un ser ético que continuase con los mismos valores morales. Automáticamente uno se convertiría en una ovejita bastante soñadora. Pero, el problema no es el sueño sino el ser una ovejita. Por el contrario, la idea es no continuar ni mucho menos legitimar los valores morales de  nuestra época. La cuestión es no caer en el juego del lobo hambriento y la ovejita soñadora. Hay que ser osados y osadas: romper con los valores morales vigentes es abrir la posibilidad de  instaurar un ser ético[4].

 

Pero no basta con romper por romper leyes o normas. Hay que ir más lejos. Intentar Pensar significa volvernos humanos, ser nosotros mismo aquí -¡ahora![5]-. Significa abrir el espacio para preguntarse por el sentido de la vida humana y, por ende,  preguntarse por aspectos como las normas morales; es también preguntarse por el sentido de Ser Ético.  Por tanto, pensar en aquello, equivale a tomar decisiones en dirección a una  redefinición del BIEN y el MAL. Más allá de la ética está la moral: esa es la gran tarea pendiente  que, en  muy pocas ocasiones, se coloca en tela de juicio.

 

La moral -o moralina según Nietzsche- intimida  y absorbe el espíritu de los individuos. La conciencia define, como un juez, lo que está bien o está mal o simplemente lo que acata las leyes interiorizadas y lo que no. Los valores morales y todo lo que se deriva de esto es una mera abstracción, mientras que en la vida concreta de los individuos,  la vida adquiere su norte por valores divulgados como la ambición.

  

Significa entonces que los Valores Morales -hoy en día solo sirven de adorno de la vida moderna-, no se aplican en la sociedad tal como se promueven. Lo que deja entre ver la posibilidad de redefinir Bien y Mal, no en el mero sentido divino sino humano. No es una moral para Dioses, ni ética para divinidades lo que se requiere hacer, sino una moral de humanos y para humanos; una ética de  leones y creación de niño al mejor estilo de Nietzsche[6]. No obstante, es claro que esto va acompañado -por ahora-, de un proceso lento y seguro en aras de encontrarle sentido a la vida humana; y el sentido se encuentra o adquiere forma cuando osamos pensar y arriesgarnos a enfrentar el máximo abismo espiritual;  el Tedio, la angustia existencial. No creerá el lector que es una tarea fácil: el guerrero prueba su espíritu en la adversidad y no en la calma ni en lo fácil.  Ese es el dulce riesgo de  intentar Pensarse el Ser Ético: ir más allá del bien y el mal, es decir, ir al más acá, a nosotros mismos.

 

La recompensa de Pensar: morir en vida una y otra vez para vivir una y otra vez más. Es el éxtasis del espíritu y la desintoxicación de una época en decadencia -es Ser nosotros mismos como parte Viva de la naturaleza-. No somos lo que tenemos solamente, ni en lo que estamos simplemente: Somos eso y mucho más. Somos humanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFIA

 

 

 

ARANGO, Gonzalo, 1999, Prosa para leer en la silla Electrica, Bogotá-Colombia, Intermedio-Círculo de Lectores.

 

HEIDEGGER, Martín,  El Concepto de    Tiempo, Conferencia pronunciada ante la sociedad Teológica de Marburgo, julio de 1924, Madrid, Editorial Trotta S.A.

 

KAFKA, Frank, 1980, El Proceso, Bogotá, Ediciones Nacionales Círculo de Lectores.

 

NIETZSCHE,  Friedrich, 1987, El Anticristo, Bogotá, Circulo de Lectores.

 

NIETZSCHE, Friedrich, 1999, Las Tres Transformaciones, Así Habló Zaratustra, Barcelona-España, Edicomunicación.

 

SARAMAGO, José, Pensar, Pensar y Pensar, Intervención en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas, Habana-Cuba ,17 de junio de 2005. Ver: http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=2611 (Junio 30 de 2005).

 



* Ensayo final de Ética, presentado el 22 de julio de 2005.  En esta época se suponen igual muchos verbos  que se utilizan indistintamente, incluso, por ejemplo, en el idioma inglés (to be), ser o estar resulta  lo mismo. Por fortuna el español  permite clarificar esta cuestión: no es lo mismo Ser vivo  que Estar vivo, ni mucho menos decir  Tener vivo; No Somos lo que Tenemos solamente, ni en lo que Estamos simplemente.

** Estudiante de Economía de la Universidad Industrial de Santander, Miembro del Comité Editorial del periódico Noikos e integrante del Cine-foro MicroCine Inútil. E-mails: noikos@uis.edu.co / noikos@gmail.com.

 

[1] El objetivo fundamental de este texto se basa en la intervención del escritor portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura: Pensar, Pensar y Pensar (conferencia realizada el viernes 17 de junio de 2005 en la sala Che Guevara de la Casa de las Américas, la Habana-Cuba). Como dice José Saramago, “…si el hombre es un ser pensante, pues entonces que piense

 

[2] Por ejemplo, en el Critón, Platón plantea el obrar humano como una manera de recompensar a los dioses por medio de la obediencia a las leyes del Hades y el respeto por la República, por las leyes; tanto así que no es un deber porque están interiorizadas y por ende, culturalmente aceptadas por  todos (escúchese bien), por todos los habitantes de la polis, incluyendo, por ejemplo, a los esclavos y demás castas inferiores. Ese fue el contexto de Platón; por supuesto, ese es el contexto del Critón. Los tiempos cambian, aunque las mismas inquietudes persisten. No obstante,  de la experiencia griega se retoma  el amor a la sabiduría y eso es un gran aporte a la historia humana posterior; es decir, a nosotros, hombres y mujeres de una época donde rima un hedonismo  hormonal por lo fácil.

[3] Un ejemplo es el vicepresidente de EUA, Dick Cheney (ex presidente de la multinacional Halliburton) quien le otorgó  concesiones a multinacionales donde él mismo es uno  de los grandes accionistas.  La pregunta es: ¿Puede él vanagloriarse de ser ético? 

[4] Por ejemplo, en el  libro de Frank Kafka,  El Proceso,  es una constante  el  intento de romper con las normas, con las leyes. Para José K. la vida no tiene sentido bajo normas o leyes que todo lo controlan, que todo lo dominan, porque la libertad automáticamente queda subyugada a esta superestructura humana (las leyes). La cuestión de fondo es que está condicionada por  una interiorización moral; el individuo queda atrapado por la conciencia formada bajo tales normas y esta situación conlleva a una dulce angustia existencial como la experimentada por  el personaje principal, José K.  Resultado de aquello: el resplandor de un cuchillo sobre su cara a punto de degollarlo en la búsqueda incesante de libertad.

 

[5] HEIDEGGER Martín, El Concepto de Tiempo, Conferencia pronunciada ante la sociedad Teológica de Marburgo, julio de 1924, Editorial Trotta S.A., Madrid.  En la lectura la indagación del Estar-ahí, conlleva a reflexionar sobre el Tiempo, sobre la vida misma. Lo que sugiero es un Estar-ahora, como una manera de despertar, de preguntar  y reconocer la existencia de nuestra vida, como única e irrepetible: ¡Estar-ahora!

[6] En su libro Así Habló Zaratustra, F. Nietzsche habla de las tres  transformaciones (camello, león y niño) que experimenta el espíritu humano: Intenta mostrar el paso del mono al súper hombre.  En esta perspectiva, se puede decir que se requiere la rebeldía de un león y el espíritu creador de un niño para rebatir  el Statu quo de los valores morales de la vida moderna.

 
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